Papel de las mujeres en la Guerra.
De todo el proceso de la Primera Guerra
Mundial, aquí solo queremos destacar la
importancia de la guerra para el desarrollo socioeconómico de las mujeres. Si
la mayoría de los hombres se encontraban en el campo de batalla, defendiendo a
su patria, tanto alemanes, franceses, ingleses, rusos, austriacos e italianos,
¿Quiénes se encargaron del trabajo del campo y de la industria? Investigaciones
como la de Antonie Prost, historiador de la sociedad francesa del siglo XX; afirma
que “la población femenina fue la que mantuvo la economía”[1] de
los países beligerantes, ya que ellas se encargaron de ocupar los puestos de
trabajo de los hombres que estaban ausentes.
No podemos decir que con el comienzo de la
Primera Guerra Mundial la mujer comenzó a trabajar, porqué ya había mujeres que
trabajaban en su mismo domicilio o fuera, ya fuera en fábricas o en casas particulares
de empleadas domésticas. Sin embargo, Prost señala “para una muchacha lo ideal
era permanecer en la casa de sus padres”[2]
considerando solo a dos grupos
selectivos de la sociedad femenina, la clase media y alta, ya que estaban
económicamente estables.
Desde el origen del hombre, la mujer trabajaba
tanto en cuidar a los niños y ancianos como en la recolección de los frutos,
Michelle Perrot menciona acerca de que es el trabajo femenino: “trabajo del
orden doméstico, de la reproducción, un trabajo no valorizado, no renumerado”[3], concluyendo
que la diferencia del trabajo de las mujeres en cuanto a la casa y otro establecimiento,
es por la obtención de una paga, un salario.
Joan Scott indica que en el periodo previo a la
industrialización, la participación de las mujeres era alta;
Mujeres casadas y solteras vendían bienes en
los mercados, se ganaban su dinero como pequeñas comerciantes y buhoneras, se
empleaban fuera de la casa como
trabajadoras eventuales niñeras o lavanderas y trabajaban en talleres de
alfarería, de seda, de encaje, de confección de ropa, de productos de metal,
quincallería, paño tejido o estampado.[4]
Lo que quiere decir que las mujeres ya estaban
familiarizadas con la vida laboral antes de que estallara la guerra, aunque no
del todo en las fábricas, donde mayoritariamente la conformaba la sociedad
masculina, es importante advertir que los salarios que se les pagaba a las mujeres
estaba muy por debajo del salario de los hombres.
La participación de las mujeres en el ámbito
laboral es más notorio en cuanto detona la Primera Guerra Mundial de 1914-1918,
Perrot refiere que “las oleadas de mujeres del campo a la ciudad son en gran
cantidad, aspiraban a una vida mejor”[5] y
cuando decimos que una vida mejor es porque son libres de la autoridad de su padre, y de una u otra
forma el reconocimiento de su familia por
los ingresos económicos que les transfería a ellos.
En cuanto a las mujeres que se quedaban en el
campo, tras el abandono del hombre, que se encontraba en filas, la mujer toma posesión
de la tierra y no nos referimos a que se hace dueña, pero como Perrot lo indica:
“toma la administración del cultivo, ellas aprendieron a labrar la tierra;
gesto viril, cuidar a los animales, la venta de variados productos en el
mercado”[6] y también
no descuidar los quehaceres domésticos ni a los hijos.
Al inicio de la guerra, algunos pensaron que sería
una beligerancia de poca duración, sin embargo; no lo fue, sé prolongo hasta
cuatro años, lo que trajo consigo problemas y desequilibrios económicos dentro
de cada una de las potencias y por ende se afectó el salario de las mujeres en
todos los ámbitos, ya que no solo trabajaron en labores tradicionales del siglo
XIX, sino más bien la guerra trae
consigo cambios en la apertura de puestos de trabajo que anteriormente no se
les permitía el acceso.
Francoise Thébaud, historiador francés
especialista en historia de las mujeres señala que;
Se comienza a asimilar a estos individuos sin
experiencia (mujeres), toda una organización metódica del trabajo, máquinas automáticas
y un espacio racionalizado mantienen a las obreras en sus puestos, bajo la
vigilancia de capataces.[7]
Es bastante razonable, ya que ellas no tenían
los conocimientos, que posteriormente poco a poco fueron adquiriendo con la
experiencia hasta convertirse en expertas, así el líder a cargo de cada grupo
de mujeres se dio “cuenta del potencial femenino y de sus cualidades, para la
fabricación de piezas delicadas o para la verificación, es allí donde sus
rendimientos son máximos”[8] esto
se complementa con lo que menciona Scott acerca de la idea del trabajo femenino
en el siglo XIX, “ las tareas que requieren delicadeza, dedos agiles, paciencia
y aguante, se distinguía como femeninos”[9] nos
damos cuenta que el pensamiento seguía vigente, aunque no del todo, es decir,
el limitado acceso de las mujeres en el campo laboral por su condición física.
La duración de la guerra provocó un cambio en la apertura de nuevos espacios
laborales para las mujeres originando la participación en espacios públicos, ya no
solo permanecían en las fábricas produciendo
armas y bombas, sino que ejercían todo tipo de trabajos, costureras, cocineras,
lavanderas, conductoras de transporte; también encargadas de hoteles, comercio,
cafés y administración.(Perrot, 2009: 159).
Perrot menciona que tiempo atrás en el siglo
XIX: “los hombres cumplían la función
amanuenses, contadores y secretarios”[10], y
también lo sostiene Joan Scott informando que a inicios del siglo XX;
Por la expansión del comercio y servicios,
oficinas gubernamentales, empresas y compañías contrataban secretarias,
dactilógrafas, archiveras; para la venta de sellos, las compañías de teléfonos
empleaban operadoras; las tiendas y los almacenes, reclutaban vendedoras; los
hospitales, enfermeras y sistemas escolares, maestras.[11]
Es por ello una muestra de las aperturas a los
trabajos anteriormente otorgados solo a los varones, y que fueron reemplazados por las féminas.
Los países beligerantes tuvieron diferentes
sistemas y sueldos en cuanto al trabajo y en la mayoría no se aceptaba del todo
la participación de la mujer, considerándola inferior; Francia fue donde se
concentró la gran cantidad de mujeres obreras, pero también se abrió el campo de
la profesión para las mujeres, ya que al terminar la guerra se abrieron algunas
escuelas. (Thébaud, 1900: 75).
Por otro lado las mujeres de la clase media,
pero más de la alta sociedad trabajaron de una forma no asalariada, es decir,
de voluntarias en talleres de costura, obras de caridad; según Perrot “el
personaje más alabado en la guerra fue la enfermera, ángel y madre”[12] ya
que tenían a su cuidado a miles de soldados que llegaban día a día, con el
objetivo de curarlos y regresarlos al campo de batalla. Así mismo Thébaud apoya la idea de Perrot, “La madre más grande
del mundo, dice un cartel americano de la Cruz Roja, cuya imagen- una enfermera
gigantesca que mece a un hombre
diminuto, inmovilizado en una camilla- pone de relieve una nueva relación de
ambos sexos”[13]
el ámbito de los cuidados de los enfermos ya no está a cargo de los hombres y
de las mujeres religiosas sino a la mujeres civiles. Lo que tenemos que
resaltar es la participación de la población femenina en los trabajos a los
cuales anteriormente no tenían paso.
Es notorio que con la explosión de la Primera
Guerra Mundial 1914-1918 para la mayoría de las mujeres hubo un antes y un después
respecto a su participación para con la sociedad, Peter Burke, historiador británico, especialista en historia
cultural moderna señala en su obra Historia
y Teoría Social ,el concepto de papel social en el cual difiere como: “ patrones o normas de conducta que se esperan de quien
ocupan determinada posición en la
estructura social”[14] es
decir, que el papel de las mujeres cambio, sus conductas ya no se limitan mayoritariamente a ser amas
de casa, también son empleadas asalariadas de fabricas y nuevos espacios que anteriormente ya se señalaron; Thébaud
indica;
Cuando ellos (hombres) corrían al asalto del enemigo, las
mujeres esperaban, piadosamente. Ahora que ellas, en su ausencia, acceden al espacio
y a las responsabilidades públicas para hacer funcionar la maquinaria de
guerra, tienen miedo de verse desposeídos o engañados.[15]
La Gran Guerra como también se le conoce a la Primera Guerra Mundial, designa por
necesidad los papeles sociales de hombres y mujeres, por necesidad nos
referimos a que no había personal masculino que cubriera los puestos vacantes
que ellos mismos tuvieron que dejar por la defensa de su país, otorgándoles a
las segundas nuevas oportunidades y acceso a nuevos espacios.
Historiadoras como Thébaud, Perrot y Estela
Bernard coinciden en afirmar que el siglo XX fue el siglo de la mujer, sin
embargo es importante indicar a que se refiere dicha afirmación, erróneamente
interpretamos que la mujer se convierte en el ente social mas emblemático y
participativo pero no es así, a lo que
se refieren las autoras es qué en el
siglo XX comienza la coyuntura dentro de
la sociedad, es decir, se rompen algunos
esquemas y da inicio al reconocimiento hacia con las mujeres,
El 11 de noviembre de 1918 se dio por
finalizada la Primera Guerra Mundial, Marc
Ferro en su obra La Gran Guerra
argumenta: ‘millones de cadáveres cubren los campos de batalla, millones de
hombres quedaran mutilados para el resto de sus días. Europa se ha convertido
en un gigantesco matadero de hombres”.[16] Con ganancias o pérdidas de territorio, los países
beligerantes tuvieron problemas económicos, desórdenes políticos y sociales, uno de ellos que es de nuestra importancia fue el nuevo rol de las
mujeres, aspecto que contrarrestaron al regreso de los varones, imponiendo de
nuevo un sistema que dejara fuera del sector social y laboral a las mujeres.
La
problemática con la que se encuentran los hombres a su retorno de la guerra es que los puestos laborales
de fabricas y espacios públicos ya están
ocupados pero no por los de su mismo sexo sino por mujeres; Estela Bernad Monferrer,
Licenciada de Derecho e investigadora en
temas de mujeres, en uno de sus artículos titulado “Estereotipos y
contraestereotipos del papel de la mujer en la Gran Guerra”, manifiesta:
Le fue muy
difícil hacer retornar a la mujer a la vida privada e intima del hogar y aunque
todavía quedaba un largo camino por la igualdad salarial reniegan del papel
anterior en el ámbito privado y exigen el derecho al trabajo y su integración y
emancipación social[17].
La cuestión radicó en que los dos sexos protestaban
sobre la dirección de su situación, por
un lado los hombres pretendieron retomar
el control de las mujeres, enviándolas de regreso a la vida privada y por otro, las mujeres
hacerse participes de la vida pública. En su investigación de “Mujer moderna,
estilo norteamericano: los años veinte”, Nancy F. Cott explica:
El problema resonaba en multitud de artículos y encuestas con títulos tales como “ ¿Puede
una mujer atender una casa y también un trabajo?”
o “ ¿La esposa, el hogar y el trabajo?”, “Esposas universitarias que trabajan”,
”Del cochecito a la oficina”, o “ ¿Por qué trabajan las mujeres casadas?, o “
La mujer del hogar- mas trabajo” ,o “ Bebés
más empleos”, “La esposa con dos empleos”.[18]
[1] Prost, Antoine (2011), “Fronteras y espacios de lo privado” en Historia de la vida privada, México, ed.
Taurus, p. 23.
[2] Prost, 2011: 23
[3] Perrot, Michelle (2009), Mi
historia de las mujeres, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, p.137.
[4] Scott, Jean( 1984), La mujer trabajadora en el siglo XIX, p. 4
[5] Perrot, 2009:144.
[6] Perrot, 2009:142.
[7] Francoise Thébaud (1900), “La
Primera Guerra Mundial: ¿La era de la mujer o el triunfo de una diferencia
sexual?” en Historia de las mujeres,
México, ed. Taurus, p.74.
[8] Thébaud, 1900: 74.
[9] Scott,1984: 15
[10] Perrot, 2009: 159.
[11] Scott,1984: 7
[12] Perrot, 2009: 159
[13] Thébaud, 1900: 67
[14] Burke, Peter (2007), Historia y teoría social, Buenos Aires, ed
Amorrortu, p 64.
[15] Thebaud, 1900; 64
[16] Ferro,Marc (1970), La Gran Guerra
(1914- 1918), España, Ed. Altaya, p.295.
[17] Bernad, Estela (2013), “Estereotipos y contraestereotipos del papel
de las mujeres en la Gran Guerra. Experiencias femeninas y su reflejo en el
cine” p. 175. http://revistas.ucm.es/index.php/HICS/article/view/43421.pdf
[18] Cott, Nancy (1900), “Mujer
moderna, estilo norteamericano: los años veinte” en Historia de las Mujeres, México, ed. Taurus, p.116.

AMIGUA BUEN BLOGG ME ENCANTA TU PUBLICACIÓN Y LA INFORMACIÓN... MUY BUENA
ResponderBorrar